- Por supuesto, la respuesta del título es un chiste.
- Nunca un peluquero arruinará tu cabello a propósito.
- Sin embargo, en este artículo veremos que, aunque no lo hagan a propósito, los peluqueros no son del todo inocentes y deben asumir su responsabilidad.
- Tal vez te ha tocado un peluquero poco profesional, un peluquero principiante o un peluquero barato.
- De todos ellos te contaré en este artículo y si te quedas hasta el final y te diré cómo elegir a tu próximo peluquero y evitarte el mal trago.
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¿Los peluqueros arruinan el cabello a propósito?
Obviamente, si piensas que los peluqueros arruinamos los cabellos a propósito es porque has pasado por experiencias horribles con algún colega.
En mi caso, he tenido pésimas experiencias con los odontólogos y por eso podría decir que todos los odontólogos son unos malditos sacamuelas.
Sin embargo, no creo que esto sea así.
A decir verdad, hay odontólogos magníficos y mucha gente los recomienda.
Entonces, simplemente esto indica que mis vivencias anteriores han sido desafortunadas.
Lo mismo ocurre con los peluqueros, por eso te propongo que veamos si tus malas experiencias han sido porque te encontraste con:
- Peluqueros que no estudiaron o peluqueros principiantes.
- Peluqueros baratos.
Veamos qué pudo haber ocurrido en cada caso.
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¿Un mal peluquero arruinó tu cabello? Lo que sigue te interesará
Para ser peluquero profesional es condición necesaria estudiar , no existe otra forma de lograrlo.
Las academias y escuelas serias dictan sus cursos y, por lo general, tienen una duración de entre uno y dos años.
En Europa, la formación dura cinco años, porque incluyen un año de práctica real en un salón de peluquería.
Como hay mucha gente que quiere encontrar una salida laboral rápida y no existe reglamentación oficial para los peluqueros, todo el tiempo aparecen nuevas academias que prometen volverte peluquero profesional en 3 o 6 meses.
A estas instituciones poco confiables se suma la cantidad insólita youtubers que enseñan peluquería en forma completamente irresponsable. ¿Entonces?
Como resultado, nos encontramos en salones con «peluqueros» que tienen un conocimiento muy insuficiente o equivocado de los procesos de peluquería.
Como te decía, para habilitar un salón de belleza no es necesario ser peluquero.
Entonces, las personas que entran a ese salón se encuentran desprotegidas pues pueden llegar a encontrarse con que «el peluquero» apenas si puso un pie en una academia y se mantiene actualizado a través de YouTube.
Otra situación muy común es que esos peluqueros de escasa formación vayan a trabajar a cadenas de peluquerías, donde hay una rotación permanente de empleados. ¿En qué influye esto?
Pues, que algunas veces tienes una buena experiencia en estos salones, entonces vuelves otro día y te encuentras con que el peluquero que fue bueno ya no trabaja allí y quedas en manos de un peluquero sin experiencia y, entonces sí, ¡que el universo te ampare!
Tranquila: no todo es tan apocalíptico, ni tan tremendo.
Hay gente que sí estudia en academias de peluquería serias. Hay peluqueros que continúan perfeccionándose con grandes maestros.
Además, hay marcas que ofrecen cursos para el uso de sus productos y peluquerías muy exigentes al contratar empleados.
Hay salones que buscan la excelencia, pero por lo general suelen ser los que cobran precios más altos.
El peluquero que te arruinó el cabello, ¿te cobró un precio caro o barato por sus servicios?
Así como hay peluqueros con estudios formales de peluquería y peluqueros que aprendieron en pocos meses y por YouTube, también hay peluqueros caros y peluqueros baratos.
Peluquerías express (precios baratos)
Los salones económicos trabajan con marcas más baratas, por lo tanto, la calidad de los productos que utilizan es, por lo general, de mediana o baja calidad. ¿Y esto qué significa?
Puede que los resultados de los trabajos sean de inferior calidad. Estos salones están orientados a clientes que no se fijan demasiado en la calidad, buscan más un servicio rápido, no tienen demasiadas pretensiones.
Peluquerías convencionales (precios moderados o altos)
Por eso, si buscas un servicio de calidad, los salones convencionales son los más recomendables, pues tanto los peluqueros como los productos que allí se utilizan son de muy buena calidad. ¿Cómo los encuentro?
Estos salones se encuentran en el centro de una ciudad o en los suburbios, pero siempre tienen una cartera de clientes fijos.
Las personas que concurren buscan atenderse con un peluquero que siga su historial y conozca sus gustos y preferencias.
Peluquerías VIP (solo para celebridades, precios altísimos)
Existe otro tipo de peluquerías, destinadas a un pequeño grupo de clientas muy selectas. Las celebridades buscan a estos peluqueros, pues con ellos todo es glamour, excelencia y calidad.
La gente que asiste a este tipo de peluquerías es la que busca calidad 100% garantizada, en todos los sentidos, sin importar los costos.
Es el lugar para cruzarse con celebrities, influencers, artistas o personajes importantes. Los precios de estos salones son muy altos.
Claves para elegir a tu próximo peluquero
- Antes de pedir cita en un salón, busca fotos y referencias de sus trabajos en las redes sociales.
- Averigua los costos de sus servicios. Este será un buen dato, infórmate bien.
- Si tu bolsillo no da para un tipo de peluquería muy costosa, tal vez podrías hacerte cortes que no requieran mantenimiento mensual o en lugar de tinte completo, escoge un balayage.
De esa forma puedes ahorrar y asistir al salón que más te guste.
Conclusión
Como aclaré al principio, no podemos generalizar: los peluqueros no arruinan tu cabello a propósito.
No todos los que estudian en academias malas son malos peluqueros. Tampoco tener renombre siempre te hace un buen peluquero. Hay salones que son puro marketing.
Y siempre hay gente inescrupulosa que por dinero hace cualquier trabajo sin importarle la calidad del pelo de sus clientes.
Por eso mi consejo es que te informes y que busques muchas opciones hasta que encuentres a tu peluquero indicado. Cuando lo encuentres, no lo cambies por nada del mundo.
Ayúdalo cuidando tu cabello, comunícale bien lo que quieres. ¡Adelante!