Si, ya lo sé.
Mi dirán que las pelirrojas son difíciles de encontrar.
Que encerramos un halo de misterio fogoso en nuestros cabellos rojo infierno.
Que somos casi únicas, elegidas por no sé que gen diferente, y que la mayoría somos descendientes de dioses nórdicos.
Pero, más allá de cualquier explicación mitológica y casi mágica, lo cierto es que ya estaba cansada de ser pelirroja, y me moría por ser rubia.
Al menos por un tiempo.
El tema es que sabía muy bien que teñir mi pelo rojo de rubio no iba a ser una tarea sencilla.
Averiguando un poco por aquí y por allá, me encontré con historias de pelirrojas que habían querido teñir su pelo de rubio y les había quedado de un naranja oxidado horrible.
Además, para naranja, ya tengo esas pequeñas pecas en la punta de mi nariz y pómulos, y a ellas no las puedo teñir.
Contra las miradas desaprobatorias de mi novio, que está absolutamente convencido que las pelirrojas somos más fogosas; los ruegos de mi madre, que intenta prolongar el linaje orgulloso de las pelirrojas de la familia, decidí convertirme en rubia.
Las rubias también tienen su fama, y que yo sepa Barbie, Marylin Monroe y Cameron Díaz jamás abandonaron las filas de las guapas felizmente rubias.
Así que la decisión estaba inevitablemente tomada.
A partir de este día, me convertiría de pelirroja a rubia, sin un ápice de culpa.
Y para lograr el mejor resultado me preparé a conciencia.
Tabla de Contenidos
Como teñir tu cabello pelirrojo de rubio en 4 pasos
Si aprendí algo en este proceso, es que hay una suerte de paletas de colores, con tonos, y contra tonos, que es importante tener en cuenta antes de cada de coloración y posterior coloración.
Así que ya empezaba a caminar sobre pasos seguros, ya que si me quedaban algunos mechones naranjas, lo único que tenía que hacer al finalizar la decoloración, era lavarme el cabello con un shampoo morado.
Y esto es, porque el naranja es el color contrapuesto al violeta en la paleta de colores, es decir, el violeta neutraliza el naranja.
Pero ya llegaremos a esa parte.
Vamos con el paso 1, la decoloración, sentía un poco, porque ya se sabe que es un tratamiento cuyos químicos son agresivos para el pelo.
Pero no tenía otra opción que la decoloración, era la manera más segura de barrer el rojo de mi pelo.
Así es como me preparé yo.
Paso 1: La decoloración
La noche anterior coloqué aceite de coco en mi pelo y lo dejé actuar durante tres horas.
Esto reduciría los efectos nocivos de la decoloración.
A la mañana siguiente preparé todos los elementos.
- Polvo decolorante
- Peróxido de hidrógeno de treinta volúmenes
- Un par de guantes
- Un tazón
- Una remera, de esas viejas, que escondemos de la vista de nuestros novios
Comienza preparando la mezcla, yo utilicé una proporción de polvo decolorante por una de peróxido de hidrógeno.
Me puse la remera de los Rolling Stones, que nunca conocerá otro destino que mi ropero, aunque esté hecha hilachas, los guantes y procedí.
Dividí mi cabello en secciones, para facilitar la distribución de la mezcla decolorante.
Y comencé.
Lentamente, siempre por las raíces, para no maltratar las puntas que siempre están más castigadas, no me preguntes por qué , porque no lo sé. Aunque pensándolo un poco, tal vez se deba a que van recibiendo menos nutrientes.
Una vez que terminé de distribuir la mezcla decolorante por todo el cabello, coloqué una gorra de baño, para que actuara más rápidamente.
Paso 2: A esperar el milagro
No me despegué del espejo.
Había escuchado que hay que estar muy atentas con los tiempos de la decoloración.
Pude observar como lentamente los colores rojos de mi pelo, esos que imperaban en las valkirias nórdicas, iban desapareciendo.
Minuto a minuto, se desvanecían, y empezaban a aparecer los primeros atisbos de un rubio soñado.
Creo que lo había conseguido.
Era hora de retirar la mezcla decolorante de mi cabellera y ver por fin el rubio asomando a mi cabeza.
Pero eso sería exclusivamente, en el paso 3.
Paso 3: evaluando resultados
Lavé mi cabello con mi shampoo habitual.
Froté bien mi cuero cabelludo, para sacar todos los restos del decolorante.
Salí de la tina, envolví mis cabellos en una tolla, y prácticamente podía escuchar el sonido de las típicas películas de suspenso.
Enfrenté el espejo.
Y… era un rubio pollo.
¡Dios mío! De diosa nórdica a reina de gallinero.
Pero, estaba preparada para el último paso.
Las pelirrojas no abandonamos nunca nuestra naturaleza previsora.
Paso 4: El poder del shampoo morado
Como no quería seguir colocando más productos químicos en mi pelo, decidí “matar” esos mechones anaranjados aplicando shampoo morado.
Es un tipo de shampoo que utilizan las rubias para apagar no solo las mechas naranjas sino, ese rubio pollo tan, tan feo.
Lo apliqué con mi cabello seco, mecha por mecha. Y lo dejé actuar diez minutos, porque había leído que si no lo controlas lo suficiente, puede quedar un tono lila, en las puntas.
Lavé mi cabello y entendí las palabras de Marylin Monroe, “ser rubia es un estado de ánimo”.
Y mi estado de ánimo era perfecto.
Lo había conseguido.
Por fin, era rubia, y mi cabello se veía bastante sano, a pesar de haber pasado por una decoloración.
Tal vez en algunas semanas, y de acuerdo a cómo se encuentre mi pelo, agregaré alguna tonalidad de rubio a mi cabello, aunque por ahora, estoy conforme.
Como cuidar tu cabello rubio para que se vea siempre hermoso y atractivo
En las dos siguientes semanas, intensificaré los cuidados de mi pelo con mascarillas para hidratar las fibras capilares, ya que al decolorar el pelo, la cutícula se debilita y pierde proteínas.
¿Quieres saber cómo reaccionó mi novio a mi nuevo look?
Los primeros minutos quedó como petrificado, y es entendible, es un cambio bastante fuerte.
Pero después, sencillamente le encantó.
A mi madre, le tomará más tiempo acostumbrarse al cambio, pero como me ve a mí tan contenta, no pone resistencia. Las madres son así, siempre nos apoyan, aún en las mayores locuras.
Después de todo, sigo siendo yo, más allá de mi color de pelo.
Ahora, simplemente me espera descubrir las ventajas de ser rubia, veremos si es verdad que son las que más saben divertirse.
Y tú qué piensas, ¿rubia o pelirroja?